Presentamos 'Vivian Maier. Claraoscura', una biografía en formato cómic de la gran fotógrafa de calle del siglo XX
Tres cifras condensan la vida de Vivian Maier. La primera, 143.000: el número de negativos que realizó durante su vida, un archivo fotográfico titánico compuesto a partir de sus paseos por las calles de Nueva York y Chicago, a donde llegó emigrada desde Francia. La segunda cifra, 380: la cantidad de dólares que, en 2007, el estudiante John Maloof pagó por el almacén donde Maier guardaba sus negativos, sin saber lo que iba a encontrarse; una casualidad que, quizás, impidió que el trabajo de la fotógrafa se perdiera para siempre. Y la tercera cifra, 577: los días que pasaron entre la muerte de Maier, el 21 de abril de 2009, y la primera exposición sobre su obra, el 18 de noviembre de 2010. Porque Vivian Maier, considerada la fotógrafa callejera más importante del siglo XX, nos dejó sin que sus imágenes traspasaran el ámbito privado.
La de Vivian Maier es una historia extraordinaria, que ahora ha quedado contada en la novela gráfica Vivian Maier. Claraoscura (Andana Gráfica, 2024), de Émilie Plateau y Marzena Sowa. Una biografía en formato cómic que trata de adentrarse en una vida magnética, la de una mujer que ha pasado a la posteridad pero que, al mismo tiempo, sigue rodeada de misterios. Separada de su padre y de su madre cuando aún era joven, llegó a Estados Unidos (donde nació en 1926 para después pasar su infancia en Francia) a principios de los años cincuenta y se puso a trabajar de niñera, mientras vivía normalmente en habitaciones cedidas en las casas de los niños que cuidaba. Durante su juventud ya había despertado su vocación fotográfica, y entonces comenzó a desarrollarla plenamente. A lo largo de cuatro décadas de trabajo fotográfico, desde aquellos años cincuenta hasta finales de los noventa, Maier capturó la esencia de los Estados Unidos urbanos con un pulso humanista incomparable. Y lo hizo, por lo que parece, sin voluntad de antología, solo capturando foto tras foto en sus paseos con los niños a los que cuidaba. De hecho, no se sabe si alguien, más allá de dichos acompañantes, conocía la existencia de su obra.
Así, ha sido solo en la última década y media cuando su trabajo se ha dado a conocer al público y cuando ha recibido el reconocimiento de los más grandes fotógrafos de nuestro tiempo. Joel Meyerowitz afirma que su obra es “un tesoro visual, fruto de un talento extraordinario”, y Allan Sekula destacó cómo las imágenes de Maier “nos desafían a mirar más de cerca el mundo que nos rodea”. Con pocos recursos (una cámara Rolleiflex y un presupuesto tan ajustado que solo le permitió revelar en vida un porcentaje ínfimo de su trabajo fotográfico), se dice de ella que capturó décadas de vida urbana en una narración consistente y de pura verdad, con una sensibilidad especial por los perdedores del sueño americano. Dominaba la técnica, y demostraba también una mirada única, que sabía detenerse en las escenas que contaban una historia.
La historia de Maier deja en el aire un buen número de interrogantes. ¿Quería realmente mostrar su obra y solo se lo impedía la falta de recursos, o no tenía ningún interés en darla a conocer? ¿Era capaz de disfrutar del proceso fotográfico sin pensar en el resultado: la fotografía que le da sentido a todo? ¿Recibió formación, o su trabajo bebía solo del autoaprendizaje y del talento innato? Son algunos de los misterios que rodean a Vivian Maier y que enmarcan su figura con el aura de los grandes personajes de la literatura. Como hacía en aquellas habitaciones de las casas donde trabajaba de niñera, Maier acaba residiendo para siempre en la mente de quienes llegan a conocer su vida y su obra.
Vivian Maier. Claraoscura llega a las librerías el 26 de septiembre, con la vocación de presentar una vida fascinante y de despertar la curiosidad sobre la vida y la obra de la fotógrafa anónima más reconocida. Lectores y lectoras podrán descubrir a Vivian Maier en una cuidada edición que combina el minimalismo con los paisajes detallados, unas líneas de dibujo que homenajean el estilo fotográfico de Maier.
La novela gráfica llega, además, de la mano de dos autoras con una reconocida trayectoria en el ámbito del cómic. Émilie Plateau estudió en la École des beaux-arts de Montpellier y actualmente reside en Bruselas, donde también trabaja en el mundo de la edición infantil y la prensa. Ha publicado, entre otros, Comme un plateau (2012), De l’autre côté à Montréal (2014), Mai non plus (2015) y Noire, la vie méconnue de Claudette Colvin (2018). Marzena Sowa, por su parte, se formó en la Universidad Michel de Montaigne de Burdeos, ha trabajado como guionista de cine y ha publicado Marzi (2004), una reconocida autobiografía; N’embrassez pas qui vous voulez (2013) y L’insurrection avec le dessinateur polonais Gawron (2014).